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Sin
novedad en el frente es una novela impresionante de Erich María Remarque. La
historia narra la tortura de años que vivieron en las trincheras los soldados
de la primera guerra mundial. Donde se recurrió a una cruel (para los soldados)
guerra de trincheras para defenderse, así mismo a los ataques de artillería y
armas químicas, que Remarque describe con toda su crueldad.
En el Capítulo 6, Página 55,
encontré este fragmento que habla sobre la suerte que tiene un soldado en la
guerra, llamándolo azar, esos golpes de suerte le pueden salvar su vida Espero
que lo encuentren tan interesante como me resultó a mí.
El frente es una jaula en
la que se ha de aguardar, nervioso, lo que sucederá. Estamos detrás de las
rejas que forman la trayectoria de las granadas y vivimos en la tensión de la
incertidumbre.
El azar planea sobre
nuestras cabezas. Cuando llega un obús puedo agacharme, pero nada más; el lugar
en que caerá no puedo ni conocerlo ni cambiarlo.
Este azar es el que nos
hace indiferentes. Hace unos meses estaba en un refugio subterráneo, jugando a
las cartas; al cabo de un rato me levanté y fui a visitar a unos amigos, en otro
refugio. Cuando volví, del primero no quedaba nada; lo había destrozado un obús
de gran calibre. Regresé de nuevo al segundo refugio y llegué tan solo a tiempo
de ayudar a desenterrarlo. En el intervalo lo había hundido una explosión.
Tanto puedo ser herido por
azar como por azar conservar la vida. En un refugio hecho a prueba de bombas
puedo quedar destrozado y, en campo raso, puedo permanecer diez horas seguidas
bajo el fuego graneado sin que me produzca ni un simple arañazo. No es sino por
simple azar que el soldado conserva la vida. Y cada soldado cree y confía en el
azar.
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