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Los diálogos les dan
vida a los intérpretes de nuestros escritos, son una herramienta importante que
ayudar a desarrollar la trama y definir el carácter, los personajes, pero
también es la clave para darle credibilidad a la historia. Aunque debemos de tener
cuidado, son los actos los que definen los personajes, y los diálogos solo
expresan lo que dicen, sea verdad o mentira.
La narración directa
pueda dar a los lectores los antecedentes de la historia y los detalles de la
vida de los personajes. Pero con los diálogos podemos explicar el carácter de
estos y también algunos de sus sentimientos, dándole matices interesantes a la historia.
De esta manera se evitarían descripciones largas y, en la mayoría de los casos,
planas para explicar al lector lo que ha pasado.
Recordemos que la
base de una buena narrativa no es contar lo que ocurre, sino que enseñar todo
lo que se pueda y una manera adecuada es mostrar la acción de forma indirecta,
por medio de diálogos.
Una buena plática
podría demostrar defectos de carácter, o problemas psicológicos, o intenciones,
de nuestros actores. Una conversación bien manejada sorprendería a lector y
darle más dinámica la trama. Las palabras que expresan los personajes podrían
ahorrar párrafos planos de descripciones.
Para aprender a
escribir diálogos es conveniente escuchar mucho a las personas a nuestro
alrededor. Y, sobre todo, fijarse en los acentos, los ritmos y las jergas de la
gente que nos rodean. A los solitarios le salen mal las pláticas, o poco
espontáneos, cómo si no se escucharan en lenguaje materno. Debemos tener en cuenta que los diálogos
tienen que ser naturales y acordes con el carácter. No evitar, por pudor,
palabras anti sonantes cuando las exige el tipo de personaje que está hablando.
No debemos sacrificar la credibilidad por evitar malas palabras.
La clave para
escribir un buen diálogo es colocarse en la piel del hablante, intenta imaginar
cómo hablaría en determinadas circunstancias. Si pones las palabras y frases
adecuadas para cada personalidad, la lectura será aceptable.
Aunque decir lo
siguiente es una simpleza: los diálogos tienen que tener matices, el personaje
no debe hablar igual en todo momento. Por ejemplo, cuando el protagonista está
enojado, algunas malas palabras deben aparecer. Un personaje asustado puede
tartamudear, hablar en manera atropellada o usar solo frases cortas, pero debe
cambiar su forma de hablar. Siempre está consciente del carácter del personaje
y de la situación en que se encuentra para elegir el tipo de palabras que
utilizará, así como la forma en que las dirá.
Supongamos que un
personaje está mintiendo, sería bueno insinuar de inmediato la mentira. O,
simplemente, valorar qué tan alto impacto tendrá en la trama los engaños, y
dejar que lector se deje llevar por la trama sin sospechar que una mentira
aparece en las palabras del personaje antagonista. Las palabras anti sonantes son comunes en algunos
tipos de personas y en algunos tipos de situaciones, y son necesarias. Lo único
que te guía para utilizarlos son la situación en la cual se encuentran los
personajes. Dime, ¿qué tan realista sería un asesino serial que use la palabra
“por favor”?. Ser sincero con los personajes es fundamental para que el diálogo
posea el realismo indispensable para hacer creíble la narrativa.
No todos los
personajes emplean malas palabras, por lo mismo se tiene que analizar la
psicología del personaje y la situación en la que se encuentra para saber si se
deben usar.
¿Qué tan necesario
son los términos técnicos en los diálogos de personajes con una profesión? Al
tocar este tema seguimos hablando de la credibilidad de los diálogos. No se
puede evitar que los personajes del bajo mundo digan algunas palabras anti
sonantes, pero es indispensable el lenguaje médico cuando los doctores hablan
entre sí. Y debemos tener en cuenta que los doctores también dicen malas
palabras y que los criminales, en algún momento, pueden emplear palabras
científicas. Las palabras técnicas le dan credibilidad al diálogo entre
expertos en un tema, Y también pueden ayudar a que el lector, con cierto nivel
cultural, comprenda mejor lo que se le trata de explicar. Los términos cultos deben ser aplicados con
inteligencia para no confundir a lector. Se debe investigar qué significan las
palabras, y, así, evitar confusiones en los lectores meticulosos.
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