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Las experiencias que guardados en nuestra memoria son
valiosos, representan lo que hemos vivido y lo que somos, así también como lo
que es interesante para nosotros. ¿Pero qué son?
Lo que a todo el
mundo le resulta obvio es que los recuerdos se encuentran almacenados en el
cerebro, en los millones de células nerviosas que lo forman. Pero, ¿Será una
sola neurona o un gran grupo de ellas las que tienen asignado cada uno de
nuestros recuerdos?
Según una serie de
experimentos de pacientes que necesitan que les abran el cráneo, se han llevado
a cabo pruebas donde les insertan en la masa encefálica finos microelectrodos
que registran la actividad cerebral en áreas específicas. Al estar el paciente
despierto, puede contar a los médicos que recuerdos llegan a su cabeza al
estimular alguna área en particular.
Se ha llegado a
conclusiones importantes con estas pruebas. La primera es que una sola célula
no podría almacenar un solo recuerdo. Se prensó que los recuerdos son circuitos
de neuronas que se tienen que activar para traer esos registros a la
conciencia. Digamos que la carretera del norte lleva a una ciudad en particular
y que la carretera del sur a otra, son así las neuronas, una cierta red
particular de neuronas traen un recuerdo y otra serie de neuronas traen otro,
aunque algunas de esas se utilicen para los dos circuitos.
Se piensa que unas
18 mil neuronas son necesarias para crear un circuito que traiga a la
conciencia un recuerdo. También se descubrió que las respuestas de las células
eran bastante selectivas, se activaban ante una pequeña parte de la foto de las
personas que recuerda. Además, encontraron que cada célula respondía a múltiples
representaciones de un individuo o lugar en particular, con independencia de
las características de la imagen mostrada en la fotografía. Las células se
activaban de un modo similar ante diferentes imágenes de la misma persona, e
incluso ante su nombre escrito o hablado. Esto quiere decir que las neuronas
reconocerán a una determinada persona, que ya conozca, sin importar las
diferentes posturas o ropa que use.
Esto parece
demostrar que las células nerviosas se activan ante una idea o concepto, como
los rasgos de un rostro, el sendero en el bosque o ante el familiar dormitorio.
Por ello, resultaría más apropiado llamarlas células de concepto. A veces se
activan ante varios conceptos, pero cuando lo hacen, estos suelen guardar una
estrecha relación.
En el cerebro la
imagen activa las neuronas en respuesta a una pequeña parte de todos los
detalles que forman la imagen, comparables a los píxeles de una foto digital,
como un dibujo hecho con pequeños puntos.
No basta con una
neurona para saber si el detalle pertenece a una cara, una taza de té o la
Torre Eiffel. Cada célula forma parte de un conjunto, una combinación que
genera una imagen compuesta, como los pequeños cuadros de colores (pixeles) que
forma una foto digital. Si el recuerdo cambia ligeramente, algunos de los
detalles variarán, y la descarga del grupo de neuronas correspondiente también
lo hará.
El cerebro necesita
procesar la información sensorial además de captar una simple fotografía, debe
reconocer un objeto e integrarlo con lo que ya sabe. La activación neuronal
producida por una imagen en la corteza visual primaria atraviesa una serie de regiones
corticales y se dirige hacia áreas más frontales. En estas áreas visuales
superiores existen neuronas que responden a caras completas u objetos enteros y
no a detalles. Una sola de esas células nos informa de que la imagen
corresponde a una cara y no a la Torre Eiffel. Si variamos ligeramente la
imagen, la desplazamos o cambiamos su iluminación, modificaremos algunas de sus
características, pero las neuronas ignorarán esos pequeños cambios y seguirán
activándose más o menos del mismo modo, una propiedad conocida como invariancia
visual.
Las neuronas de las
áreas visuales superiores envían información al lóbulo temporal medial
(hipocampo), zona implicada en las funciones de memoria. Las respuestas de las
células del hipocampo son mucho más específicas que las de la corteza visual
superior. Cada una de ellas responde a una persona en particular o, más
exactamente, al concepto de esa persona: no solo a la cara o a otras facetas de
su aspecto, sino también a otros atributos relacionados con ella, como su
nombre.
En los múltiples
esfuerzos de entender cómo reaccionan las neuronas, se volvió a comprobar que,
aproximadamente, son unas 18 mil neuronas las que activan en la evocación de
recuerdos o conceptos.
Claro, deberíamos
tener en cuenta que una persona puede recordar como máximo unos 10.000
conceptos. Una cifra modesta en comparación con los miles de millones de
células nerviosas que forman el lóbulo temporal medial. Existen razones para
pensar que los conceptos pueden codificarse y almacenarse muy eficientemente en
pocas células. Las neuronas del lóbulo temporal medial ignoran las variaciones
de un mismo concepto: pasan por alto si la persona que recordamos está sentada
o de pie, solo responden ante los estímulos que guardan alguna relación con él.
Se activan ante el concepto en sí mismo sin importar el modo en que se
presenta. Hacer el concepto más abstracto (activarse ante todas las variaciones
que se presentan) reduce la información que la neurona necesita codificar y la
vuelve muy selectiva.
Nuestro cerebro
utilizaría un número reducido de células de concepto para representar numerosas
variaciones de una cosa como un concepto único. El funcionamiento de las
células de concepto contribuye en gran medida a explicar el modo en que
recordamos: evocamos a una persona en todas sus formas, en lugar de rememorar
cada poro de sus caras. No necesitamos (ni queremos) recordar todos los
pormenores de lo que nos sucede.
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Comentarios
Qué artículo tan interesante. Conocer un poco más sobre nuestro cerebro siempre es alentador. Gracias
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