¿QUÉ HA OCURRIDO CON LOS SOBREVIVIENTES DE LAS BOMBAS NUCLEARES?

 

Después de la explosión de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, la población siguió viviendo, pero las muertes por radiación no se detuvieron, dejaron un daño permanente en cada una de las células de los sobrevivientes.

 

Las bombas y sus consecuencias

       El bombardeo sobre Hiroshima, ocurrido a las 8:15 de la mañana del 6 de agosto de 1945, que consiguió matar a unas 90,000 a 120,000 personas, y murieron instantáneamente o durante las siguientes semanas y meses por lesiones ocasionadas por la onda de calor o enfermedad por la exposición a la radiación aguda. La bomba que arrasó Nagasaki 3 días después cobró otras 60,000 a 70,000 vidas. Las estimaciones son aproximadas porque no quedaban cuerpos para contar cerca del hipocentro: el calor y la energía literalmente vaporizaron a las personas más cercanas. Y muchos cuerpos fueron arrastrados al mar con las mareas, después de que las víctimas murieron al buscar el agua en ríos de Hiroshima para mitigar el gran dolor producido por las quemaduras por radiación calórica.

 

La radiación nuclear tiene efectos a largo plazo

  En Hiroshima, hace 75 años, cayó una bomba atómica, como parte de una estrategia aliada para acabar con la Segunda Guerra Mundial. Los líderes de Estados Unidos pensaron que esto sería una buena medida de impedir la gigantesca pérdida de vidas humanas, en ese momento se calculaba en un millón, que significaría la invasión armada de Japón.

   Después de las víctimas iniciales de las dos explosiones atómicas, en Hiroshima y Nagasaki, las muertes siguieron sumándose, los efectos de la radiación continuaron cobrando vidas según pasaron los años. 

   Las enfermedades y padecimientos acompañaron a los hibakusha, sobrevivientes a las bombas atómicas, durante su vida. El cáncer ha sido la principal causa de muerte de los sobrevivientes, las anemias también han estado presentes en ellos, y se siguen presentando otros padecimientos que hicieron la vida miserable de los hibakusha.

   De hecho, los efectos nocivos de la radiación a largo plazo se conocen por los sobrevivientes a estas casualidades de guerra.

 
¿Cómo afecta la radiación nuclear a los sobrevivientes a su exposición?

   Las radiaciones ionizantes son como balas más pequeñas que los átomos, y, al igual que las balas reales, tienen mucha energía. Cuando dicha radiación golpea una molécula, transfieren su energía y rompen las grandes moléculas de las células.  En la mayoría de los casos las moléculas dañadas son fácilmente remplazables, o simplemente el daño que ocasionan no afecta el funcionamiento de la proteína. Pero cuando golpea el ADN puede ocasionar alteraciones que producen mutaciones en la célula que la destruyan o la vuelvan un cáncer. 

   El verdadero problema es cuando la radiación es masiva, como la ocasionada por una explosión atómica. El daño puede matar células y las mutaciones en el ADN pueden ser tan grandes que la célula termina muriendo al poco tiempo. Las radiaciones afectan a todo el cuerpo ocasionando la muerte en poco tiempo.

   Los tejidos más afectados son los que más activos están, los que tienen más recambio celular, como la piel, los intestinos, los pulmones y la médula ósea.




 
¿Cuántas personas sobrevivieron a las explosiones atómicas?

   En un censo de 1950 había ayudado a identificar 280,000  hibakusha en  todo Japón. Entre los que todavía viven en Hiroshima y Nagasaki, los médicos reclutaron a unos 85,000 para darles seguimiento a largo plazo, junto con 25,000 controles no expuestos.

   Año tras año, los investigadores han rastreado la incidencia de más de una docena de tipos diferentes de cánceres en los sobrevivientes, junto con la mortalidad. Las filas de los sobrevivientes ahora están disminuyendo rápidamente. Alrededor del 70% de los 120,000 participantes originales inscritos en el Estudio de Duración de Vida han muerto; la mayoría de los restantes tienen entre 80 y 90 años.

   La leucemia es otra de las más importantes causas de muerte en los hibakusha. La leucemia es una enfermedad muy rara, pero los médicos se dieron cuenta de que estaba apareciendo mucho entre los sobrevivientes. Esta enfermedad se produce por el daño a la médula ósea, que es la que genera las células de la sangre, por la radiación. Estos estudios mostraron que la enfermedad era especialmente prevalente entre los más cercanos al hipocentro de la explosión. Estudios anteriores entre personas expuestas a la radiación en un contexto médico habían insinuado el vínculo, pero los hallazgos de Japón proporcionaron evidencia convincente.

   La dosis de radiación era claramente muy importante. Entre los que estaban a unos 900 metros del hipocentro, 124 han muerto de cáncer. basándose en comparaciones de muertes por cáncer entre el grupo expuesto y controles no expuestos concluyeron que la radiación fue responsable de 70 de esas muertes. Los científicos calcularon un 56,5% de posibilidad de morir entre los hibakusha por cáncer. El número de muertes es bajo porque pocos que estaban cerca de la zona cero sobrevivieron a la explosión. Pero entre estas personas, "la mayoría de los cánceres se deben a la radiación".

   La radiación aumentó más el riesgo de leucemia entre los sobrevivientes, seguido por el cáncer de estómago, pulmón, hígado y mama. La exposición también aumentó el riesgo de insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular, asma, bronquitis, y condiciones gastrointestinales.




 
¿Tienen algún daño las generaciones siguientes?

   Una de las preocupaciones más inmediatas de los investigadores fue el posible impacto de la radiación en los hijos de los sobrevivientes. Estaba claro que los bombardeos afectaron a los niños ya concebidos en agosto de 1945, lo que resultó en un mayor número de bebés nacidos con un tamaño de cabeza pequeño. Y los estudios de moscas de la fruta que muestran que la irradiación de adultos causa cambios genéticos hereditarios y defectos de nacimiento en la descendencia sugirieron que podría haber efectos a más largo plazo.

   Se investigó los hijos concebidos después de los ataques nucleares. Para vigilar los defectos de nacimiento entre los niños nacidos en los años posteriores, los investigadores inscribieron a las futuras madres y solicitó al personal que recopilara información sobre qué tan cerca del hipocentro habían estado ellos y sus esposos y detalles sobre embarazos anteriores. Después de que las mujeres dieron a luz, registraron cualquier defecto y el sexo, peso, longitud y circunferencia de la cabeza de cada bebé.

    Los resultados obtenidos fueron "tranquilizadores". En 1953 se publicaron los resultados, informaron que entre más de 60,000 embarazos entre 1948 y 1952, no encontraron ninguna correlación entre la exposición de los padres y la frecuencia de malformaciones y muertes fetales o diferencias en el peso al nacer. Vieron indicios de que la irradiación de las madres podría haber dado lugar al nacimiento de más niñas, mientras que la exposición de los padres tendía a aumentar el número de bebés varones.

 

 Conclusiones

   Los estudios de los sobrevivientes han servido, todos estos años, para respaldar el conocimiento de los efectos de la radiación en las personas. Los últimos sobrevivientes morirán dentro de poco y solo quedarán sus hijos y sus nietos que tendrán que seguir cargando con el estigma de ser descendiente de un hibakusha.

   En pocos días se celebrará el 75 aniversario de los ataques nucleares y, en medio de los vientos políticos, el peligro de una guerra nuclear está resurgiendo.

 

 

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